Sí, sí, los Andaluces, todos los Andaluces. Porque aunque muchos de nosotros estemos indignados, la imagen que damos con el PER Andaluz, es como si todos fuéramos subsidiados del PER.
Realmente muchos Andaluces se sentirán identificados conmigo, o por lo menos eso espero, puesto que yo tengo que trabajar todos los días de la semana excepto, sábados domingos, fiestas locales y nacionales.
Sin embargo, los subsidiados del PER tan sólo trabajaban 35 días al año, para cobrar doce meses de paro, si a eso se le puede llamar trabajo, puesto que de ser así el precio de los bragueros de doble ingle subiría su precio, y claro está, la sanidad pública no está como para derroches.
Pero no contentos con ello, en el Consejo de Ministros celebrado este pasado viernes 19 (San José) en Sevilla, se aprueba la reducción del número de peonadas de 35 a 20, para poder seguir cobrando el PER. ¡¡ Viva la Pepa !!
Este fin de semana, ZP, el presidente de aquellos que le han votado, se dio una vueltecita por nuestra Andalucía, para intentar llevar la tranquilidad a aquellos hogares que se ven afectados por las circunstancias actuales, paro, inundaciones, pérdidas materiales, etc.
Lo que está haciendo “la Pesoe” es intentar equilibrar, de una manera o de otra, la diferencia de votos que según las encuestas le dan la victoria al Partido Popular en las próximas elecciones Autonómicas, si se celebrasen a fecha de hoy.
¿Y cómo hacerlo?
Pues como es bien conocido el natural generoso de ZP, se desmarca con la reducción del número de peonadas, para que así les quede a los subsidiados, suficiente tiempo, 345 días, como para quitarles trabajo a otras personas que no están acogidas a este método habitual andaluz de compra de votos.
Pero claro, resulta que en una casa donde hay, al menos, cuatro miembros acogidos al PER, resulta que echando cuentas, cobran entorno a los 1500 euros, que es una paguita que no está del todo mal, ¿verdad?, ¡¡ pues ala !!, todos al PER.
Yo desde aquí reclamo soluciones imaginativas al problema del desempleo agrario y considero que el acceso al PER para la juventud es una trampa para su realización personal y familiar y un trauma laboral, por la dependencia que conlleva.
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