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jueves, 30 de julio de 2009

Porqué Siempre Ocultamos Esto

Demagogia.
(Del gr. δημαγωγία).
1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Sofisma.
(Del lat. sophisma, y este del gr. σόφισμα).
1. m. Razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.
Definiciones sacadas del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

La Mentira es faltar a la verdad a sabiendas. Es una afirmación falsa que crea una idea o una imagen también falsa.
Pero la mentira “tiene las patas muy cortas”, es decir, que no llega muy lejos; porque los mentirosos tienen que tener ante todo muy buena memoria, si no quieren ser descubiertos.
El que miente necesita falsear la verdad para dar una imagen diferente de la que realmente tiene. No está conforme consigo mismo y en lugar de mejorarse auténticamente se oculta tras una máscara o disfraz inconsistente.
Una mentira es el comienzo de una cadena de mentiras infinitas que hace que el mentiroso produzca en los demás una imagen de personalidad caótica.
La personalidad paranoide es fabuladora porque se siente perseguida y criticada y necesita continuamente reivindicarse.
El miedo a perder la imagen falsa crea mucha tensión y angustia y se pierde mucha energía mintiendo.
La mentira tiene la función de fabricar personas y mundos falsos que hasta el que los inventa se los cree.
Una vez que se ha instalado el hábito de mentir es muy difícil salir de él; porque la confianza de los otros se pierde diciendo una sola mentira y para recuperarla pueden pasar muchos años.
Además, el que miente se está mintiendo a si mismo convirtiéndose en alguien irreal que no existe.
Hay muchas formas de mentir. Están las mentiras piadosas que son para no herir susceptibilidades, aunque siempre es mejor pecar por omisión antes de caer en una mentira.
También hay mentiras colectivas, como las noticias de los diarios, las revistas, la radio o la televisión que la mayoría de las veces responden a intereses espurios.
Hay mentiras familiares, que son las que sostienen a algunas familias, que aunque mientan todos por lo general igualmente se desmoronan.
Leemos mentiras históricas en muchos libros porque lamentablemente nadie puede ser objetivo contando un hecho del pasado con absoluta fidelidad, porque no puede evitar agregarle datos de su propia experiencia o ideología.
Y por supuesto hay muchas mentiras políticas que todos hemos podido comprobar después de las elecciones.
En realidad, vivimos en una sociedad mentirosa donde todos nos manejamos con tacto, que en última instancia significa mentir.
Siempre se puede cambiar este modo de ser, comenzando por emprender la maravillosa aventura de ser sincero y aprender a valorarse.
El mentiroso cree muy en el fondo que es despreciable y desde esa baja autoestima surgen las mentiras; que en definitiva son inútiles porque la verdad siempre se filtra por algún lado.
El que miente es como un barco que hace agua hasta que se hunde irremediablemente en lo más profundo, a veces perdiendo lo que más quiere.
El que quiere cambiar puede hacerlo sea quien sea, lo importante es querer hacerlo, porque querer cambiar es ya haber cambiado.
Porque somos los dueños de nosotros mismos y estamos condenados a elegir todo en esta vida y es probable que también en la muerte, en que como algunos suponen, tendremos que elegir el destino del alma.
El miedo a ser juzgados o rechazados, a sufrir o fracasar, a descubrir nuestras sombras, nos lleva a hacer lecturas parciales de la realidad, a ocultarla o interpretarla a nuestro antojo, o bien a reprimir, inhibir u ocultar ciertos aspectos de nuestra forma de ser.

El síndrome de Pinocho
Decir mentiras a menudo no es bueno, pero mucho peor es creérselas uno mismo. El autoengaño es una estrategia más de supervivencia, nadie se libra de emplearlo en algún momento de su existencia, e incluso puede ayudar a superar momentos difíciles, pero si se emplea como norma en lugar de como excepción puede volverse enfermizo y en contra de uno.
Muchas personas viven distorsionando la realidad, para tapar su miedo al fracaso, su falta de capacidad para aceptar la frustración, su temor a enfrentar las propias emociones o cambiar su vida, su zozobra ante el juicio negativo de los demás.
Se autoengañan, creyendo que mediante este subterfugio podrán mantener bajo control aquellas facetas, actitudes, deseos, ideas y emociones que consideran censurables. Los autoengaños o mentiras vitales se sientan a la mesa de muchas casas y descansan en la almohada de muchas personas. En ocasiones son la compañía más habitual de un individuo. Y a veces se comparten con la familia, en un acuerdo tácito para no "poner los pies sobre la tierra".
Encubren desde temores crónicos y conflictos internos, hasta situaciones de maltratos físicos y abusos sexuales. Explican la tendencia humana a optar por explicaciones ventajosas e ilusorias: atribuir nuestros éxitos a la propia competencia y los fracasos a la mala suerte o el destino, o pensar que nuestros contrincantes triunfan por fortuna y pierden por su ineptitud.

martes, 21 de julio de 2009

ASÍ NOS ROBARON GIBRALTAR

La visita del ministro Moratinos a Gibraltar supone un giro radical respecto a la política mantenida por España durante tres siglos, desde que Gran Bretaña robó literalmente el Peñón. ¿Cómo fue? ¿Cómo aquella tierra española pasó a ser ilegalmente inglesa? ¿Cómo nos robaron la Roca?



La reivindicación de Gibraltar ha sido una constante de la política española desde su pérdida en 1704 hasta nuestros días. La propaganda de una clase política bastante inculta ha tratado de imponer la idea de que reivindicar Gibraltar es algo “franquista”. Falso de toda falsedad: durante tres siglos, todos los gobiernos españoles, de derechas o de izquierdas, monárquicos o republicanos, han defendido la soberanía española. He aquí algunos testimonios:
Francisco Pi y Margall, presidente federalista de la I República: "La patria está encogida porque está cercenada con la exclusión de Gibraltar”. Emilio Castelar, presidente conservador de la I República: “Yo admiro mucho a la nación inglesa. Mas declaro que no puede ser nuestra aliada mientras posea Gibraltar”. Manuel Azaña, presidente del Gobierno de la II República: “Toqué la cuestión del Estrecho haciendo ver la importancia de asegurar su dominio, en caso de guerra. Examiné la cuestión de Gibraltar y dije al Consejo mi propósito de preparar desde el Ministerio de la Guerra los planes necesarios para tener aquel dominio”.
La traición de Rooke
Gibraltar es suelo español desde tiempos de los romanos. La captura británica de la roca fue un simple acto de piratería. Pero, ¿cómo sucedió?
Estamos en 1704. España sufre la Guerra de Sucesión. Carlos II, el último Austria, ha muerto sin descendencia. Los grandes poderes mundiales mueven ficha para que la Corona española quede bajo su área de influencia, porque España ya no es el imperio que fue, pero sigue siendo una potencia descomunal. Por un lado está Francia, que tiene a su favor el testamento real, porque Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV, ha sido designado heredero por Carlos II, de quien era sobrino; Francia sueña con una alianza franco-española que multiplique el poder de los Borbones y frene en seco a Inglaterra. Por otro lado está la coalición del imperio austriaco y de Inglaterra, el primero porque el Archiduque Carlos, igualmente sobrino de Carlos II, había sido designado sucesor con anterioridad, y los ingleses porque, evidentemente, temían la constitución de un bloque franco-español. Podemos ahorrarnos el cruce de intrigas palaciegas y diplomáticas. El hecho es que en 1702 comienza la guerra; primero una guerra europea, después una guerra española.
En ese contexto de la Guerra de Sucesión, el 3 de agosto de 1704 se presenta ante Gibraltar una flota anglo-holandesa al mando del almirante Rooke. No viene en nombre de Inglaterra, sino del Archiduque Carlos; es decir, no es que los ingleses estén invadiendo España, sino que esa fuerza forma parte de los ejércitos de uno de los aspirantes al trono. La fuerza naval es importante: unos 900 cañones amenazan desde el mar. Las defensas de Gibraltar son exiguas: 80 soldados, un centenar de milicianos sin instrucción y 120 cañones de los que un tercio eran inservibles, al mando del sargento mayor Diego de Salinas. Los ingleses instan a la rendición en nombre del Archiduque. No obstante, como la mayor parte de España, incluido Gibraltar, ya habían prestado obediencia a Felipe V de Borbón, la fortaleza decide resistir. La flota anglo-holandesa bombardea a conciencia el peñón: cinco horas de cañoneo, unos 3.600 disparos. Finalmente la plaza se rinde. Es el 4 de agosto de 1704. Salinas no se rinde a los ingleses, sino a Carlos III de Austria, rey de España.
Pero es entonces cuando los ingleses hacen algo que, en rigor, sólo se puede considerar como un acto de piratería. El almirante Rooke, desobedeciendo las órdenes de su jefe, que es el Príncipe de Hesse Darmstadt, y aparentemente sin instrucciones directas de Londres, decide cambiar las tornas y tomar el peñón para la reina Ana de Inglaterra. Las tropas que habían tomado Gibraltar se entregan al asesinato, la violación y el saqueo. El Santuario de Nuestra Señora de Europa fue ultrajado; las imágenes sagradas, decapitadas. Los civiles, antes que someterse a los ingleses, prefirieron abandonar la ciudad; se refugiaron en la ermita de San Roque, y así nació la ciudad que ahora lleva su nombre. Allí se conservan las llaves de la vieja fortaleza gibraltareña.
Contra toda legalidad
Los españoles intentaron recuperar Gibraltar sucesivas veces desde aquel mismo año de 1704. Nunca fue posible. Inglaterra decidió aceptar el regalo del pirata Rooke. Después de todo, los ingleses ambicionaban Gibraltar al menos desde medio siglo antes, cuando Cromwell concibió el plan de tomar el Peñón y convertirlo en base para hacer guerra de corsario contra España. Cromwell no lo logró. Tampoco quienes, antes, habían lanzado sus barcos contra aquella roca española, como el pirata Barbarroja en 1540 o el almirante holandés Heemskerk en 1607. Gibraltar no cayó en una derrota militar, sino en una innoble trampa de trilero.
Como es sabido, el estatuto de Gibraltar se formalizó en 1713 el Tratado de Utrecht, que ponía fin a aquella gran guerra europea en cuyo interior se había librado la Guerra de Sucesión española. Aquel Tratado, en lo concerniente al Peñón, decía así:
“El Rey Católico cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, (...) dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero, para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra. (...) Y si se aprehendieran algunas mercaderías introducidas por Gibraltar, ya para permuta de víveres o ya para otro fin, se adjudicarán al fisco y serán castigados severamente los culpados. (...) Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla.”
Aquello era, ciertamente, una borbónica bajada de pantalones, pero sólo hasta cierto punto. Primero, España no aceptaba la legitimidad de la captura inglesa de Gibraltar. Además, la cesión quedaba sometida a numerosas condiciones: la supresión del comercio entre la plaza y el territorio vecino, y el respeto por parte de Inglaterra del culto católico en la plaza. Desde entonces, y va ya para tres siglos, los ingleses han incumplido reiteradamente ya no sólo la legalidad, sino sus propios compromisos.
Tan evidente es que los ingleses no tienen razón, que en la propia Gran Bretaña han abundado los testimonios de gentes muy relevantes a favor de que Gibraltar vuelva a España. El general Sir Robert Gardiner, gobernador de Gibraltar, decía en 1856: “¿Cuáles deben ser los sentimientos de todos los españoles con esta noble Roca a la vista siempre, ocupada por extranjeros?”. John Bright, político liberal británico, denunciaba en 1862: “El Peñón de Gibraltar fue tomado y retenido por Inglaterra cuando no estábamos en guerra con España y su apropiación fue contraria a todas las leyes de la moral y del honor”. William C. Atkinson, hispanista escocés, reconocía en 1954: “La toma de Gibraltar en 1704 fue un acto de piratería”. Arnold J. Toynbee, historiador británico, se preguntaba en 1966: “¿Le agradaría al pueblo británico ver una fortaleza rusa o china en Land’s End o en las islas del Canal?".
La ONU definió en 1964 el estatuto de Gibraltar como colonia, lo cual debería haber implicado ya su devolución a España. Hoy se dice que en un entorno político como el de la Unión Europea, la reclamación española sobre Gibraltar ya no tiene sentido. En realidad, lo que no tiene sentido es la pervivencia de una colonia inglesa en suelo español. Porque el Peñón es suelo español… robado por un almirante inglés que traicionó la confianza de un pretendiente del trono de España. Gibraltar no puede ser moneda de cambio con ningún otro territorio. Gibraltar es, sencillamente, España.
Articulo publicado en www.cope.es

viernes, 17 de julio de 2009

LO QUE LOS PERIODICOS ESPAÑOLES NO SE ATREVEN A PUBLICAR

Messi: "Mi hermanita volvió a Argentina porque no entendía el catalán y lloraba"
Madrid.- Marisol Messi, hermana del rosarino que brilla en el Barça, retornó a nuestra ciudad junto a su madre para continuar con sus estudios en el país ya que no encontraron un colegio en Barcelona que de clases en español. “Cuando mi hermanita iba a la escuela hablaban en catalán, lloraba y no le gustaba. Entonces mi vieja decidió volver a Rosario con ella y mis hermanos", dijo Lionel.
A partir de esta decisión la familia de Messi vive separada desde entonces. Celia, madre del delantero del Barça, volvió a Rosario con Marisol, que actualmente tiene 14 años. Jorge Messi, el padre, vive junto a Lionel en la localidad de Castelldefells (Barcelona).
El motivo por el que la madre de Messi y parte de la familia se marcharon de Cataluña se debió a que Marisol, la menor de los cuatro hermanos, fue incapaz de adaptarse a la enseñanza en catalán y por inexistencia de un centro en el que estudiar en español, su lengua materna.
“Cuando mi hermanita María Sol iba a la escuela, le hablaban en catalán, lloraba y no le gustaba. Entonces mi vieja decidió volver a Rosario con ella y mis hermanos, Matías y Rodrigo, para que siguiera la escuela allá”. El relato de aquella adversidad se divulgó en medios argentinos. Paradójicamente, no en España.
El presidente del Barça, Joan Laporta, acostumbra a arengar a su plantilla enardeciendo el sentimiento hacia lo catalán: “Os exigimos respetar la identidad catalana del club y os pedimos que habléis y escribáis en catalán”.
Leo Messi, sin embargo, no habla catalán. Su timidez y compromiso con el Barça no le ha impedido transmitir a su entorno en Argentina el desagrado que le produce esta presión, que había tenido su precedente el día anterior a la intervención de Joan Laporta.

PARA EL PARTIDO POPULAR LA FINANCIACION AUTONOMICA

a) Mientras la Comunidad autónoma de Cataluña recibirá 3.850 millones de euros, Andalucía solo percibirá 1.750 millones de euros. Menos de la mitad para Andalucía, cuando somos la Comunidad más poblada de España. Se ha admitido que se aplique un sistema de financiación fruto de una filosofía soberanista que supedita la voluntad del conjunto España al interés de una Comunidad Autónoma.
b) El Parlamento acordó también que las negociaciones fueran multilaterales y el Gobierno de Zapatero ha llegado a un acuerdo bilateral con Cataluña, que se ha llevado la tajada, y ha dejado las migajas para las demás CC.AA. Si ERC califica este nuevo modelo como el primer paso para la independencia de Cataluña, ¿podemos los andaluces estar contentos?
c) El millón de parados andaluces y nuestras múltiples carencias sociales, sanitarias y educativas no está contempladas en los fundamentos del nuevo sistema. La propuesta definitiva supone por parte del Gobierno de la Nación, un atentado a nuestra Comunidad Autónoma y por lo tanto estamos ante una de las afrentas más graves que ha sufrido nuestra tierra en estos 30 años de autonomía. Han valido más los 280.000 votos de Ezquerra Republicana que los más de 2 millones de votos del PSOE en Andalucía.
d) Es inexplicable el papel jugado por Chaves, que ha pasado de ser el Presidente andaluz durante casi 20 años a dejar de ejercer de andaluz en tan solo unos meses. Chaves no sólo ha mirado hacia otro lado, sino que además ha sido en gran medida un freno para las aspiraciones de Andalucía.
e)El Gobierno andaluz pretende dar cifras falsas sobre el dinero que recibiría Andalucía en el próximo modelo de financiación, ya que en vez de los 3.133 millones de euros de los que ahora habla Griñán, a Andalucía le corresponde sólo 1.795 millones de euros de los fondos adicionales. El presidente de la Junta ha incluido partidas que nada tienen que ver con el sistema de financiación autonómica porque ya están recogidas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), y que corresponden a partidas de los metros andaluces y por las transferencias del Guadalquivir.